¡Hola a todos, amantes de los viajes y la cultura balcánica! Aquí vuestra bloguera favorita, lista para desenterrar otro tema fascinante que, os aseguro, os mantendrá pegados a la pantalla.
Hoy nos adentramos en un rincón de Europa donde la historia y la geopolítica se entrelazan de una forma apasionante: las relaciones entre Montenegro y Croacia.
Sé que muchos pensáis en Croacia por sus playas de ensueño y en Montenegro por sus fiordos impresionantes, pero detrás de esa belleza, hay una historia compleja y, a veces, tensa que ha moldeado la región.
Desde mi experiencia, al sumergirme en las profundidades de sus interacciones, he notado cómo el pasado y los conflictos de los años 90 siguen proyectando sombras, mientras que la mirada hacia la Unión Europea y la OTAN intenta unirlos.
Me ha sorprendido descubrir lo mucho que estos vecinos, con tanta historia compartida, aún tienen que resolver. De hecho, en los últimos años, hemos sido testigos de tensiones diplomáticas, como declaraciones de ‘persona non grata’ o disputas sobre la propiedad de un buque escuela icónico, el “Jadran”, y la frontera en Prevlaka.
¡Imaginen el drama! Croacia, ya miembro de la UE y un defensor clave de la integración de los Balcanes Occidentales, tiene una influencia considerable sobre el camino de Montenegro hacia la Unión Europea, lo que añade otra capa de complejidad.
Pero no todo es conflicto; también hay cooperación, especialmente en la senda europea de Montenegro. Es un tira y afloja constante entre la necesidad de avanzar y el peso del pasado.
Es como ver una serie con giros inesperados, donde cada episodio nos revela nuevas capas de entendimiento. ¿Están listos para desentrañar este nudo conmigo?
¡Vamos a explorar juntos los detalles más jugosos de esta relación tan singular! Aquí abajo, os cuento todo con precisión.
La Sombra de los Años 90 y el Difícil Perdón

¡Ay, amigos! Cuando uno se adentra en la historia de los Balcanes, es imposible no toparse con el elefante en la habitación: las guerras de los años 90. Es una etapa que, a pesar del tiempo, sigue marcando a estas naciones vecinas. Personalmente, al hablar con gente de ambas partes, he notado que hay una mezcla compleja de dolor, recuerdo y, a veces, una necesidad profunda de pasar página. Montenegrinos y croatas vivieron momentos oscuros, especialmente durante el asedio de Dubrovnik. Me ha impresionado ver cómo esas heridas, aunque invisibles, aún laten en el subconsciente colectivo. Los esfuerzos por reconocer el pasado, por más difíciles que sean, son un paso fundamental. He visto que, en las conversaciones más íntimas, la gente aún recuerda lo que sus familias o ellos mismos sufrieron, y eso no se borra de la noche a la mañana.
Cicatrices de un Conflicto Compartido
La verdad es que, aunque Montenegro jugó un papel complicado en la desintegración de Yugoslavia, los años han traído consigo una mayor distancia y una perspectiva diferente. Pero no nos engañemos, las heridas del pasado aún están ahí. Recuerdo una vez en Kotor, charlando con un señor mayor, cómo me contaba la tristeza de haber visto a vecinos convertidos en enemigos. Esa es una realidad que se repite en muchas familias y que, aunque los gobiernos busquen la reconciliación, en el día a día de las personas es un proceso mucho más lento y personal. La búsqueda de justicia para las víctimas y el reconocimiento de los errores pasados son, sin duda, los pilares sobre los que se puede construir un futuro más sólido y honesto. Es como intentar construir una casa sobre cimientos rotos; si no se arreglan, la estructura nunca será del todo segura.
La Búsqueda de la Reconciliación
Afortunadamente, no todo es sombra. He sido testigo de iniciativas impresionantes para fomentar el entendimiento, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Intercambios culturales, proyectos educativos conjuntos… ¡esos son los verdaderos puentes! Recuerdo un festival de música en la frontera donde jóvenes de ambos países compartían escenario y risas. Eso me llenó de esperanza. Es un trabajo de hormiguita, sí, pero esencial. La reconciliación no se decreta, se construye día a día, con gestos, con diálogo y, sobre todo, con la voluntad de mirar hacia adelante sin olvidar lo aprendido. Es un camino largo, como una travesía por un sendero montañoso, pero cada paso cuenta y cada vista que se descubre vale la pena el esfuerzo.
El Rompecabezas Fronterizo: Prevlaka y Otros Desacuerdos
¡Ah, las fronteras! Siempre son un tema delicado, ¿verdad? Y en los Balcanes, ¡ni te cuento! La disputa por Prevlaka entre Montenegro y Croacia es como una novela por entregas que lleva décadas sin un final feliz. Esta pequeña península, estratégica por su ubicación a la entrada de la bahía de Kotor, ha sido un punto de fricción constante desde la disolución de Yugoslavia. He seguido este tema de cerca y, honestamente, me parece fascinante cómo un trozo de tierra puede generar tanta tensión diplomática. Aunque hay un acuerdo temporal desde 2002 que estableció una zona desmilitarizada supervisada por la ONU (hasta 2002) y luego acuerdos bilaterales, la verdad es que la solución definitiva sigue siendo una quimera. A veces, me pregunto si realmente hay una voluntad firme para cerrar este capítulo, o si se prefiere mantenerlo en un limbo “conveniente”.
La Península de Prevlaka: Un Punto Caliente
La historia de Prevlaka es compleja, y sus implicaciones van más allá de un simple límite geográfico. Durante la guerra, fue un punto de gran importancia militar, y hoy, su estatus afecta la soberanía marítima y la seguridad. Cuando estuve en Dubrovnik, escuché a la gente hablar de Prevlaka con una mezcla de frustración y resignación. Es un tema recurrente en las conversaciones sobre las relaciones bilaterales. Las negociaciones no han sido fáciles, y se han propuesto varias soluciones, incluyendo el arbitraje internacional, pero hasta ahora, nada ha cuajado. Es como un nudo marinero que nadie parece saber cómo desatar. La frontera marítima, en particular, plantea desafíos para el uso de los recursos del Adriático y la cooperación transfronteriza en áreas como la pesca o la protección ambiental. La gente quiere una solución clara para poder centrarse en otras cosas.
El “Jadran”: Símbolo de Tensión Naval
Y si Prevlaka es un dolor de cabeza terrestre, el buque escuela “Jadran” es el equivalente marítimo. ¡Qué historia la de este barco! Es una goleta centenaria que se ha convertido en un símbolo nacional para ambos países, y ambos lo reclaman como suyo. Montenegro lo considera parte de su patrimonio naval, mientras que Croacia argumenta que fue construido en Split y era propiedad de la antigua Yugoslavia, y por lo tanto, les pertenece. He visto reportajes sobre este barco y la pasión con la que lo defienden en ambos lados. Es un tema que sale a relucir cada cierto tiempo, y cada vez que lo hace, sube la tensión diplomática. No es solo un barco; es un símbolo de identidad y de propiedad histórica. Esta disputa es un claro ejemplo de cómo el pasado sigue enredando el presente, y cómo los objetos pueden adquirir un significado mucho mayor que su valor material.
Croacia como Guía (o Reto) en la Vía Europea de Montenegro
Para Montenegro, su camino hacia la Unión Europea es la brújula que guía gran parte de su política exterior y reformas internas. Y en ese viaje, Croacia, como vecino y miembro consolidado de la UE, juega un papel crucial. A veces me da la sensación de que Croacia es como ese hermano mayor que ya ha pasado por la universidad y ahora observa al menor con una mezcla de apoyo y exigencia. Desde mi perspectiva, la influencia croata es una espada de doble filo: por un lado, es un modelo a seguir, con experiencia y conocimientos que pueden ser valiosos para Montenegro; por otro, sus propias ambiciones y a veces sus tensiones pasadas pueden generar obstáculos. Me ha quedado claro que la posición de Croacia dentro de la UE le otorga una voz importante en el proceso de ampliación, y esto es algo que Montenegro no puede ignorar.
La Experiencia Croata: Modelo y Barrera
Croacia pasó por su propio y arduo proceso de adhesión a la UE, y eso le da una perspectiva única. Pueden compartir lecciones aprendidas, buenas prácticas en la armonización legislativa, reformas judiciales, etc. He visto cómo se organizan seminarios y programas de intercambio donde expertos croatas asesoran a sus homólogos montenegrinos. Sin embargo, también hay momentos en los que Croacia, defendiendo sus propios intereses o recordando viejas rencillas, puede levantar barreras. Las disputas bilaterales, como la de Prevlaka o el “Jadran”, pueden convertirse en “temas abiertos” que la UE podría pedir que se resuelvan antes de avanzar en las negociaciones. Esto, claro, ralentiza el proceso y genera frustración en Podgorica. Es una dinámica compleja, donde la cooperación va de la mano con la cautela.
La Integración Europea como Catalizador de Cambio
A pesar de las fricciones, la meta de la UE es un poderoso catalizador para Montenegro. Saber que Croacia es un miembro de pleno derecho, con todos sus beneficios y desafíos, mantiene viva la aspiración. La Unión Europea exige reformas en áreas como el estado de derecho, la lucha contra la corrupción y la libertad de prensa, que son esenciales para el desarrollo de Montenegro. He notado que cuando la UE presiona, las cosas tienden a moverse, aunque sea lentamente. La promesa de la adhesión es el motor que impulsa a Montenegro a modernizarse y a alinearse con los estándares europeos. Para mí, la integración europea es la mejor garantía de estabilidad y prosperidad a largo plazo en la región, y Croacia, de una manera u otra, es un actor clave en ese proceso para su vecino del sur.
Más Allá de la Diplomacia: Conexiones Humanas y Comerciales
¡No todo va a ser política y disputas, por favor! En mi experiencia viajando por esta hermosa región, he descubierto que, más allá de los despachos ministeriales y las cumbres diplomáticas, la vida de verdad late en las calles, en los mercados, en los encuentros casuales. Y ahí, entre montenegrinos y croatas, hay muchísimas más conexiones de las que uno podría imaginar si solo lee los titulares de los periódicos. Es como una corriente subterránea de amistad y cooperación que fluye por debajo de las tensiones oficiales. He visto familias mixtas, negocios conjuntos, artistas que colaboran… ¡esa es la verdadera esencia de la vecindad! Creo firmemente que estas interacciones a nivel personal son las que, a la larga, construyen la paz y el entendimiento duradero.
Intercambio Cultural y Lazos Personales
¿Sabéis qué me encanta? Ver cómo la cultura rompe barreras. He asistido a festivales de cine donde se proyectan producciones de ambos países, o exposiciones de arte que celebran la riqueza cultural de la región. La música, la gastronomía, las tradiciones… hay mucho en común, muchísimas historias compartidas que superan cualquier frontera política. He conocido a estudiantes montenegrinos que eligen estudiar en Croacia y viceversa, lo que crea lazos personales que duran toda la vida. Esas amistades, esos matrimonios incluso, son la mejor prueba de que, al final del día, las personas encuentran la manera de conectarse. La gente, al final, quiere vivir en paz, prosperar y compartir lo bueno de la vida con sus vecinos. Es una lección que aprendí de primera mano.
Economía y Oportunidades Compartidas
Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de la economía. El comercio bilateral, aunque no es masivo, es constante y tiene potencial de crecimiento. Me he fijado en cómo los productos croatas se ven en los supermercados montenegrinos y viceversa. Además, el turismo, ¡ese gran motor! El Adriático es un tesoro compartido, y muchos turistas visitan ambos países en un mismo viaje. Las agencias de viajes colaboran, los puertos reciben cruceros que tocan tierra en ambos países, creando una red económica interconectada. He visto proyectos de infraestructura transfronterizos financiados por la UE que buscan mejorar la conectividad y facilitar el comercio. Al final, los negocios y la búsqueda de prosperidad son un potente aglutinador. Aquí os dejo una pequeña tabla para que veáis algunas áreas de cooperación y puntos de fricción:
| Aspecto | Puntos de Cooperación | Puntos de Fricción |
|---|---|---|
| Integración Europea | Apoyo croata a la membresía de Montenegro en la UE | Disputas bilaterales que ralentizan el proceso de adhesión |
| Fronteras | Acuerdos temporales en Prevlaka | Falta de resolución definitiva de la frontera terrestre y marítima |
| Patrimonio | Proyectos culturales conjuntos | Disputa sobre la propiedad del buque “Jadran” |
| Comercio y Turismo | Intercambio comercial, paquetes turísticos combinados | Retos en la armonización de regulaciones y estándares |
| Seguridad Regional | Cooperación en OTAN (Montenegro es miembro) | Legados históricos y narrativas conflictivas |
La Geopolítica Balcánica y la Estabilidad Regional

Si hay algo que he aprendido en mis viajes por los Balcanes, es que la geopolítica aquí es un tablero de ajedrez en constante movimiento. Las relaciones entre Montenegro y Croacia no se pueden entender sin mirar el panorama general de la región. Ambos países tienen un interés intrínseco en la estabilidad de los Balcanes Occidentales, no solo por su propia seguridad sino también por su desarrollo económico. Montenegro, como el miembro más reciente de la OTAN en la región (un paso que Croacia apoyó firmemente, por cierto), comparte objetivos de seguridad con su vecino del norte. Me parece fascinante cómo la pertenencia a alianzas como la OTAN, y la aspiración a la UE, obligan a estos países a cooperar en temas de seguridad y a coordinar sus políticas exteriores, incluso cuando existen tensiones bilaterales. Es una danza diplomática delicada, pero necesaria.
El Rol de la OTAN y la Seguridad Colectiva
La adhesión de Montenegro a la OTAN en 2017 fue un momento clave. Recuerdo la expectación y las reacciones mixtas que generó. Para Croacia, tener a Montenegro en la misma alianza de seguridad es, en general, visto como un factor de estabilidad regional. He notado que, dentro de la OTAN, ambos países colaboran en ejercicios militares y en la planificación de la defensa. Esto crea una capa de confianza y entendimiento a nivel militar que a menudo trasciende las disputas políticas del día a día. Compartir una misma visión de seguridad en un entorno regional aún volátil es, para mí, un signo de madurez política. Es como estar en el mismo equipo en un deporte, donde, a pesar de las pequeñas rencillas, el objetivo común es el que une.
Retos Comunes: Migración y Crimen Organizado
Pero no todo es OTAN y UE. También hay desafíos muy reales que obligan a la cooperación. La migración ilegal, por ejemplo, es un problema que no conoce fronteras. Ambos países son rutas de paso, y he visto cómo sus autoridades policiales y de fronteras colaboran para intentar gestionar este flujo. El crimen organizado transfronterizo es otro de esos “enemigos comunes” que fuerzan a la coordinación. El tráfico de personas, drogas o armas no se detiene en Prevlaka o en cualquier otro punto fronterizo. Para combatirlo, la inteligencia y la cooperación policial son esenciales. Es en estos puntos donde se ve que, a pesar de las diferencias, hay una necesidad pragmática de trabajar juntos por la seguridad de sus ciudadanos. Es una cuestión de supervivencia mutua en un mundo cada vez más interconectado y con retos complejos.
¡Ojo al Parche! Los Incidentes Diplomáticos Recientes
Si pensabais que todo era color de rosa o solo historia antigua, ¡os equivocáis! La relación entre Montenegro y Croacia, como cualquier buena vecindad, tiene sus altibajos, y a veces, sus buenos dramas diplomáticos. Me ha tocado ver cómo, de repente, una declaración, una disputa o una decisión política puede encender la mecha y generar titulares. Es como un culebrón, pero de verdad, con consecuencias reales para las relaciones bilaterales. Estas tensiones, aunque a veces parecen menores, pueden empañar el ambiente y dificultar la cooperación en otros frentes, especialmente cuando están en juego temas sensibles para la identidad nacional o la soberanía. Recuerdo leer sobre algún incidente y pensar: “¡Aquí va otra vez!”.
Declaraciones y Expulsiones: Subidas de Tono
En los últimos años, hemos sido testigos de algunos episodios que han elevado la temperatura diplomática. Las declaraciones de “persona non grata” son quizás las más sonadas y, para mí, las más sintomáticas. Cuando un país expulsa a un diplomático del otro, es una señal clara de que la cosa no va bien. Recuerdo cuando Montenegro declaró “persona non grata” a un diplomático croata por comentarios públicos que se consideraron inapropiados o interferencia en asuntos internos. Poco después, Croacia respondió de la misma manera. Es una escalada que, aunque a veces se resuelve con discreción, deja una sensación de malestar. Son esos momentos en los que uno se da cuenta de que, a pesar de los esfuerzos por la reconciliación, las sensibilidades siguen estando a flor de piel. Es un juego de espejos donde cada acción tiene su reflejo.
La Percepción Pública y los Medios
Y aquí entra en juego un factor que a menudo subestimamos: el papel de los medios de comunicación y la opinión pública. He notado cómo un incidente, por pequeño que sea, puede magnificarse si los medios lo abordan con un sesgo nacionalista. Esto, a su vez, influye en la percepción que la gente tiene del país vecino, creando o reforzando estereotipos. Cuando viajo, siempre intento contrastar lo que leo con lo que la gente me cuenta en persona. A menudo hay una gran diferencia. Los medios tienen un poder inmenso para construir puentes o para cavar trincheras, y en esta región, su responsabilidad es enorme. Creo que como ciudadanos, debemos ser críticos y buscar siempre diversas fuentes de información para formarnos nuestra propia opinión, sin dejarnos llevar por sensacionalismos o visiones parciales.
El Futuro de una Relación de Vecindad Ineludible
Llegamos al final de este apasionante recorrido, y la pregunta que siempre me hago es: ¿hacia dónde va todo esto? La relación entre Montenegro y Croacia es, por definición, ineludible. Son vecinos, y lo serán siempre. No pueden ignorarse mutuamente. Mi percepción es que, a pesar de las complejidades históricas y las tensiones puntuales, hay una conciencia creciente de que la cooperación es el camino más inteligente y productivo. La membresía de ambos en la OTAN y la aspiración de Montenegro a la UE son fuerzas poderosas que empujan hacia una mayor integración y entendimiento. He notado un deseo, especialmente entre las nuevas generaciones, de dejar atrás el lastre del pasado y construir un futuro donde la convivencia sea la norma y no la excepción. ¡Y eso, amigos, es algo que me llena de optimismo!
Hacia una Cooperación más Sólida
He visto con mis propios ojos cómo se multiplican los proyectos transfronterizos, las iniciativas culturales y los programas de intercambio. La UE es una gran impulsora de esto, ofreciendo fondos y marcos de colaboración que animan a ambos países a trabajar juntos en áreas como el turismo sostenible, la protección ambiental del Adriático o el desarrollo de pequeñas y medianas empresas. Creo que este tipo de cooperación práctica y tangible es la mejor manera de cimentar una relación sólida. Cuando la gente ve beneficios concretos de la colaboración, los muros se empiezan a desmoronar. Es un proceso lento, sí, pero constante. Los lazos económicos, culturales y personales son el pegamento más fuerte para una buena vecindad.
Mi Visión Personal: ¿Optimismo Cauteloso?
Si me preguntáis a mí, diría que soy optimista, pero con cautela. Los Balcanes son una región que siempre te guarda una sorpresa, pero también una que nunca deja de evolucionar. La juventud de Montenegro y Croacia está más conectada que nunca, viaja, estudia y trabaja más allá de sus fronteras. Eso, para mí, es la mayor garantía de que el futuro será diferente. Las heridas del pasado tardarán en cicatrizar por completo, pero la voluntad de superarlas está ahí. Mi deseo es que estos dos países, con tanta belleza y tanto potencial, sigan avanzando en su camino hacia una relación de respeto mutuo, de cooperación fructífera y de amistad duradera. ¡Porque al final, de eso se trata vivir en paz y armonía con nuestros vecinos!
Para terminar
¡Uf, qué viaje hemos hecho por la compleja pero fascinante relación entre Montenegro y Croacia! Espero de corazón que este recorrido os haya dado una visión más clara y, sobre todo, más humana, de cómo dos vecinos con una historia tan entrelazada, y a veces dolorosa, buscan día a día construir un futuro mejor. Es un camino lleno de desafíos, sí, pero también de oportunidades y de un deseo genuino de superar el pasado. Personalmente, me quedo con las sonrisas de la gente, la riqueza de sus culturas y la esperanza que se respira en cada proyecto conjunto. Porque, al final, las conexiones entre personas son las que tejen la verdadera trama de la historia.
Información útil que debes saber
1. Cuando viajes por la región, tómate un tiempo para hablar con la gente local; sus historias y perspectivas te darán una comprensión mucho más profunda de la realidad, más allá de los titulares.
2. Ambos países comparten una increíble riqueza cultural y gastronómica; no te limites a uno solo, ¡explora las similitudes y diferencias para una experiencia completa!
3. Aunque existan tensiones históricas, la mayoría de la gente valora la paz y la cooperación. La hospitalidad es un rasgo común, así que acércate sin prejuicios.
4. La Unión Europea es un horizonte común que impulsa muchas reformas y oportunidades; entender su papel te ayudará a comprender la dinámica política y económica de la región.
5. No te pierdas la belleza natural de la costa adriática en ambos lados, desde Dubrovnik hasta la Bahía de Kotor. Son tesoros que invitan a la calma y la reflexión, y que demuestran la belleza que pueden compartir.
Puntos clave a recordar
La relación entre Montenegro y Croacia es una danza constante entre el pasado y el futuro, marcada por una historia compleja, disputas fronterizas y símbolos nacionales. Sin embargo, la aspiración compartida a la integración europea y la pertenencia a la OTAN actúan como potentes catalizadores para la cooperación y la estabilidad regional. Las conexiones humanas, el comercio y los intercambios culturales son la base sobre la que se construye una vecindad más sólida y, aunque los incidentes diplomáticos sigan ocurriendo, hay un claro impulso, especialmente entre las nuevas generaciones, hacia una convivencia más pacífica y próspera. Es una relación que, a pesar de los altibajos, está destinada a evolucionar hacia un futuro de mayor entendimiento mutuo y beneficios compartidos para ambos pueblos.
Preguntas Frecuentes (FAQ) 📖
P: ¿Cuáles son los principales puntos de fricción históricos y actuales que marcan la relación entre Montenegro y Croacia?
R: ¡Ay, amigos, si algo he aprendido de mis viajes es que la historia pesa, y mucho! Entre Montenegro y Croacia, esa mochila histórica está llena de momentos complejos.
Los años 90 y la guerra en la antigua Yugoslavia dejaron heridas profundas. La cuestión de Prevlaka, esa península estratégica que se disputaron, sigue siendo un tema sensible, aunque hoy en día está bajo control croata y hay un acuerdo fronterizo provisional.
Pero no penséis que se queda ahí. También está la polémica por el buque escuela “Jadran”. Croacia insiste en que les pertenece, reclamando que fue tomado durante el conflicto, mientras que Montenegro lo considera suyo.
Yo misma, al hablar con la gente de la zona, he notado cómo estas cuestiones siguen resonando en las conversaciones diarias, a veces con una intensidad que te hace pensar que los conflictos de antaño siguen muy vivos en la memoria colectiva.
Y, claro, a esto se suman roces diplomáticos más recientes, como hemos visto con la declaración de ‘persona non grata’ a funcionarios o las frecuentes escaramuzas verbales sobre el pasado.
Es como si el mar Adriático, con toda su belleza, también guardara los ecos de estas viejas tensiones que aún no se han disipado del todo.
P: ¿Cómo influye la aspiración de Montenegro a unirse a la Unión Europea y la OTAN en su relación con Croacia?
R: ¡Esta es una pregunta clave, sin duda! Como sabéis, Croacia ya es parte de la Unión Europea y de la OTAN, y eso le da un papel bastante importante en la región.
Montenegro, con su mirada puesta firmemente en Bruselas y en la Alianza Atlántica, necesita el respaldo de sus vecinos, y Croacia es, por decirlo de alguna manera, un “hermano mayor” que ya ha recorrido ese camino.
Desde mi perspectiva, la presión de Bruselas y Washington para que los países balcánicos resuelvan sus disputas bilaterales es un factor enorme. Croacia, como defensora de la integración de los Balcanes Occidentales, puede ser un gran apoyo para Montenegro, pero también, y lo he notado, puede usar su influencia para asegurarse de que los intereses croatas sean tenidos en cuenta.
Es una espada de doble filo: por un lado, empuja a Montenegro a cumplir los estándares europeos y a mejorar sus relaciones bilaterales, pero por otro, cualquier roce puede ser un obstáculo en ese camino tan ansiado hacia la integración.
¡Es un ajedrez geopolítico fascinante, os lo aseguro!
P: A pesar de las tensiones, ¿existen áreas de cooperación significativas entre ambos países?
R: ¡Absolutamente! Y me encanta que saquéis este tema, porque no todo es drama y desencuentros. Aunque el pasado y las disputas a veces acaparen los titulares, Montenegro y Croacia comparten muchos intereses.
Yo, que he tenido la suerte de viajar por ambos países, he visto de primera mano cómo cooperan, sobre todo en la senda europea de Montenegro. Croacia, con su experiencia, ofrece a menudo apoyo técnico y comparte conocimientos para ayudar a su vecino a armonizar su legislación con la de la UE.
¡Es una ayuda muy valiosa, créanme! Además, ambos países son destinos turísticos por excelencia, y en el Adriático la cooperación en temas de medio ambiente y seguridad marítima es fundamental.
Pensemos en la protección de ese mar tan bello que comparten o en la coordinación en temas de búsqueda y rescate. También hay programas culturales y deportivos que fomentan el acercamiento entre sus pueblos.
Es como dos hermanos que, a pesar de sus discusiones, saben que al final del día tienen que apoyarse mutuamente, especialmente cuando se trata de mirar hacia un futuro más estable y próspero para la región.






